La Venezuela opositora se ha convertido en una torre de Babel en el momento más crítico de la acorralada dictadura madurista, al proferirse descalificaciones, insultos, develaciones de quintas columnas, en un ambiente de desconcierto y de ausencia de  mensajes contundentes que aclaren la incertidumbre general, ansiosa de salir de esta pesadilla signada por  un bombardeo mediático las 24 horas, publicitando un país que no existe.

¿Por dónde empezar? Primero, por constatar que la dictadura anuncia diálogo al estar cercada por la comunidad internacional; el concierto democrático mundial los desprecia, la Unión Europea, la OEA, hasta la cauta diplomacia japonesa los condena. Ante una cruda realidad, apoyar a Maduro raya, avergüenza, si no vean a la furibunda chavista Cristina Kirchner denunciar el pasado 15 de septiembre: “En Venezuela no hay Estado de Derecho y en Argentina tampoco”.  Por tanto, asumir la oposición un forfait al diálogo sería asumir la decisión de Doroteo Arango, alias Pancho Villa, quien victorioso en la Revolución mexicana, a las puertas de la capital, se retiró a su hacienda donde fue asesinado.

El régimen conocedor de este desprestigio nacional e internacional intenta confundir aún más al atribulado pueblo venezolano, versionando en cadena nacional la imagen de una MUD cómplice y traidora, que asume las mismas prácticas delincuenciales de la dictadura “al reunirse no 10, sino más de 100 veces”, como las bandas criminales cuando se reparten el botín; total, como todos son del mismo barro es mejor no votar en las regionales. El trasnochado argumento gubernamental tiene un objetivo y es provocar una gigantesca abstención que le permita rasguñar algunas gobernaciones.

Por tanto, sería una sorpresa para el concierto democrático mundial que la oposición venezolana ganando el juego no presentara candidatos a las regionales o no asistiera al diálogo, dejándole el campo a la astuta diplomacia cubano-madurista para que anote los goles que quiera, ignorando que la esencia de la estrategia es la definición previa de la agenda antes de sentarse en la mesa de negociación.

Y ahí es donde se monta la gata en la batea, como dicen los españoles, “las cosas claras y el chocolate espeso”, pues no se percibe en los voceros de la MUD un discurso generador de confianza, ni firmeza ante este nuevo lance, cuando el presidente de la Asamblea Nacional manifiesta: “No queremos que nos vuelvan a vacilar”. La respuesta que exige la población votante del 6 de diciembre de 2015, reconfirmada el 16 de julio de 2017, es transparencia y coraje, dado que la agenda no le pertenece a la MUD sino a un pueblo sacrificado con centenares de jóvenes asesinados, millares de atropellados y detenidos.

Así que al asumir la MUD  la representación de la nación democrática, le determina presentar mediante mensaje único el contenido de la agenda. De allí la gran interrogante, ¿por qué no aparece como primer punto el tema del destino de la constituyente fraudulenta, que no es otra cosa sino una montonera del PSUV?, tema nodal dado que la AN la ha desconocido conjuntamente con  los gobiernos de los países más poderosos del planeta.

Si la gran maniobra es de medias tintas para convivir con el fraude electoral del 30 de julio de 2017, violatorio de los principios constitucionales y convenios internacionales, se arrojará al cesto de la historia una vez más la oportunidad de derrotar la dictadura y reconquistar la democracia.


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