Es indudable, el gran peso que representa el abandono actual en la crisis universitaria nacional, fenómeno que se ha agravado recientemente, pues un número importante de jóvenes estudiantes que va en aumento han desertado de sus estudios por múltiples razones, ya que la situación actual afecta de manera contundente sus metas de profesionalización.

Claro está que el mayor detonante en esta realidad lo tiene la crisis económica que se ha incrementado y motiva a los jóvenes a dejar a un lado su preparación académica para enfrentar sus problemas de supervivencia. Algunos han preferido trabajar para procurarse ciertos ingresos. Otros se han dedicado a hacer colas para obtener alimentos básicos. Por otro lado, también están los que abandonan porque no pueden cubrir sus gastos mínimos en cuanto a libros y otros requerimientos. Asimismo, están los que abandonan porque han sido víctimas de la grave inseguridad que viven.

Del mismo modo, es duro para los estudiantes enfrentar las deficiencias del transporte público, sus altas tarifas, la falta de comedores universitarios, pues no están operando, y muchos otros factores que generan poca motivación. Los jóvenes se inscriben, pero no inician o se retiran sobre la marcha, pues además, ya no consideran que los estudios universitarios representen garantías de superación para el futuro, pues temen no encontrar oportunidades de empleo, que les permita desarrollarse y avanzar.

Por esa razón, muchas veces la deserción es también ocasionada por el éxodo de la juventud, que busca nuevos caminos en otros países, incrementando la importante fuga de prometedores talentos. El desarrollo profesional de estos muchachos, que si aspiran a formarse académicamente, se verá frustrado o beneficiará a otras naciones, donde han encontrado un mejor porvenir. Ciertamente, no se puede olvidar que los jóvenes son el futuro de la nación, pues aportan los cambios necesarios para mejorar.

Sin duda, se evidencian niveles preocupantes e históricos de deserción universitaria y de falta de motivación para la profesionalización, lo cual es una señal más de la crisis del país, del grave retroceso. Los jóvenes, en lugar de aprovechar sus oportunidades de estudios para superarse, se han visto forzados a abandonar y prefieren sacrificar sus esperanzas de formación académica.


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