El ambiente político en la República Bolivariana de Venezuela, cuna del infortunado socialismo del siglo XXI y la constituyente castrista, atraviesa una especie de aturdimiento. La situación destella fogonazos, se encienden praderas y las emociones afloran sin recato. La sensibilidad domina el escenario, las declaraciones van y vienen, los insultos no se hacen esperar y los secretos salen a relucir en un torneo de necedades. La oposición MUD enloqueció, los adecos se chiflaron, todos parecen querer saltar del barco antes de que se hunda definitivamente. Sin embargo, no significa que la situación de los millones de ciudadanos angustiados por el hambre, la miseria, inseguridad, servicios públicos decadentes inurbanamente deficientes, delincuencia bachaqueril, corrupción de bandidos y ladrones del Tesoro público; además de la escasez de alimentos, productos de primera necesidad y medicinas haya mejorado, por el contrario, según los pronósticos de los expertos más optimistas, empeorarán.

La indignación no permea y parecemos inmunes quienes tenemos la fortuna de vivir en este hermoso país cada día más arruinado por la incompetencia y dejadez de sus gobernantes. Insólito e inverosímil que el país con una de las mayores reservas petroleras no tenga gasolina. Esa lavativa se cuenta y no se cree.

La burla con sus mentiras continua, la indigencia en los avances de la fútil expresión encubridora de la “fase exploratoria del diálogo” que sirvió para que desalmados cínicos definieran la negociación entre el gobierno y –ahora descubiertos– sectores cómplices opositores en la República Dominicana.

Meses de protestas, enfrentamientos y más de 130 muertos no lograron cambiar un ápice la posición extrema del régimen. Todo lo contrario: logro que terminará imponiendo a lo mero macho y a la brava una constituyente tramposa, dolosa y castrista en medio de una oposición demagoga, errática, contradictoria, incoherente, dubitativa, fraccionada y con doble discurso, hoy sufre la peor de sus crisis, que terminará disolviéndose. Y para colmo y remate, en tono de chanza Maduro expreso con jolgorio y regocijo: «esperamos que la comunidad internacional ya se haya dado cuenta de que la ANC no es ningún fraude, sus pupilos vinieron hoy y se juramentaron ante este poder soberano y supraconstitucional para gobernar en esos estados donde consiguieron su victoria. Esperamos que Donald Trump y los demás países que decían que no reconocerían la ANC ahora lo hagan porque la mayoría de la oposición hoy la reconoció, vinieron solitos».

 El menosprecio y artimaña cuando el 16-J se celebró un plebiscito, organizado por la Asamblea Nacional, en la cual la oposición demostró su fortaleza, no sirvió de nada; sus convocantes lo ignoraron con desprecio ultrajante, importándoles poco el mandato ciudadano. Las consecuencias de semejante agravio están observándose.

Es probable que los venezolanos y sus fuerzas se estén guardando para lo que viene; se avecinan tiempos difíciles, turbulentos y borrascosos. La nube negra se aproxima inevitable y causará daños que tardarán años subsanar.

Así están las cosas, mientras la economía cae en todos los sectores, al mismo tiempo que crece como la verdadera mecha de estallido. ¡Los tiempos políticos no son los mismos de hambre!

La incógnita es si la gente aguanta hambre, escasez, necesidades y padecimientos además de los negocios del poder, en los cuales sinvergüenzas, malhechores y hampones asaltan sin piedad ni misericordia el erario nacional y se lo restriegan sin recato ni pudor a 90% de la población que pasa miserias y privaciones.

Al final lo peligroso es que las limosnas y el control político han sido eficientes. Con la gravedad de que, a pesar de la inmensa crisis, sectores opositores no logran revertirlo, convencer y conquistar electores; al contrario, continúan practicando y utilizando los mismos métodos del tan criticado oficialismo. La ofensa, amedrentamiento, imposición, amenazas, insulto de los calificativos negativos e insultantes y los etcéteras de rigor. Eso sí es grave.

El ataque inmisericorde del gobierno contra la libertad y la democracia está alertando la atención internacional. Sin embargo, las elecciones fraudulentas en la que le mostramos al mundo, lo pendejos que fuimos al sacrificar vidas, seguirle el juego al régimen dictatorial cuando la oposición/MUD decidió contra todo participar, mermarán el apoyo internacional. ¡Se le lavó la cara al régimen y la ayuda internacional se derrocha!

Pero los problemas de Venezuela no son solo de índole política. Abordar la extraordinaria catástrofe económica que ha causado el gobierno también va a requerir el apoyo concertado de la comunidad mundial.

Y en cuanto al diálogo, el panorama no luce alentador. Continua el secretismo, los gazapos y prevalecen los intereses de pocos. La MUD –que se empeña e insiste en asistir– ya no representa a la oposición y perdió toda credibilidad, extravió el camino y quedó al descubierto en su aproximación con el régimen. Mientras que, desde la OEA, el secretario general Luis Almagro –duramente criticado por sectores de oposición– demanda desesperado que no se negocie con base en el reparto del poder, sino en la redemocratización del país, y exige que la presión se prolongue y acentué.  

Puede ser que por lo pronto no haya venezolanos en las calles, detenidos, torturados, ni provocaciones, choques, muertos o heridos. Pero el pueblo sigue en unas condiciones lamentables, deplorables, empeorando cada día más. Ojalá y la tolerancia que tiene límites no los alcance.


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