Lo importante no es salir victorioso en varias contiendas electorales secundarias, sino de triunfar en el evento decisivo. Podría alegarse que algunos eventos electorales son importantes, pero no el superior. Abonan el terreno para la contienda definitiva en circunstancias donde el voto de la ciudadanía está amparado por poderes legítimos capaces de enfrentar cualesquiera intencionalidad de fraude. En Venezuela sabemos que esta premisa no se cumple, y, solo sirve para apalancar argumentaciones de un republicanismo democrático inexistente.

    Peter Schoröder (1) afirma que: “la planificación estratégica de procesos y cambios políticos implica un severo análisis de la situación actual, una definición clara de adversarios y amigos, un análisis puntual de las relaciones de poder, una clara idea del objetivo que se quiere alcanzar y la concentración de todas las fuerzas para lograr el objetivo”.

    La elección de gobernadores trajo como consecuencia la división tácita de la MUD. Esta división trae también como secuela la existencia de dos estrategias que en otras circunstancias no serían contrapuestas, pero que en la actualidad la hacen incompatibles. AD y el partido del exgobernador de Lara  -por ahora- han manifestado que las elecciones, -con sus innumerables peajes coercitivos impuestos por el gobierno- son el único camino para que en diciembre de 2019 se decida la suerte de la república mediante un evento electoral –con primarias y todo- idéntico al celebrado el pasado 15 de octubre. Esta es su estrategia establecida, y, consecuencialmente, las tácticas a implementarse por ellos están subordinadas a dicha estrategia. Otros partidos de la MUD han manifestado que no participarán en eventos electorales futuros si estos siguen en manos de las actuales autoridades ilegítimas pero que también actúan con ilegalidad ostensible. Han manifestado, así mismo, que es necesario dimensionar a la actual MUD, o crear un nuevo organismo aglutinador.

    Por su parte, personalidades y organizaciones internacionales más importantes, advierten que es necesario el diálogo y la negociación política entre el totalitarismo y la oposición en general. Tal postura es producto de la responsabilidad e influjo que poseen. Todos, desde el Vaticano al presidente Trump, saben y les consta que nuestro país está regido por un dictador sui géneris que aplica un fascismo renovado. Todos ellos insisten en la necesidad del diálogo; pero saben en su fuero interno que este jamás será productivo.

     En el ínterin, Maduro y su combo continúa con sus ejecutorias establecidas en su siniestro plan de acción política: mangonear sin limitación alguna hasta -en principio y por ahora- enero de 2019; continuando y utilizando a la constituyentica como un híbrido órgano legislativo y arruinar definitivamente a Venezuela. Dos decenas de diputados zulianos con el período vencido acaban de defenestrar al gobernador Guanipa. Este es el futuro real de aquellos que persisten en transitar por la babosa vía electoral propiciada por el gobierno. ¡Quien tenga ojos que vea!

     Establecida la anterior premisa es necesario que la inmensa mayoría de compatriotas, quienes deseamos el retorno de la democracia y del republicanismo sin ambages, con la finalidad de vencer el hambre, la escasez y la inseguridad; tomemos, de manera proactiva, cartas en el asunto.

    Un ex candidato presidencial adeco (también “autoexcluido”) señalaba que la política se acabaría en nuestro país si no participamos en todos los eventos electorales propiciados por el actual gobierno. ¡La simpleza y rústica dialéctica electoral del sociólogo de marras es inaudita! La inminente y nueva coyuntura (elección de concejales, alcaldes y diputados de asambleas regionales) anunciada no debe sorprendernos en modo alguno. Hemos llegado a la hora de plantear una estrategia clara y sin eufemismos para actuar políticamente mediante las tácticas necesarias que procedan para hacerla factible y de esta manera resolver la Crisis Nacional. De procurar establecer un nuevo gobierno de transición mediante un plan estratégico amplio debidamente concertado. Maduro y su combo, con diálogo o sin diálogo. Con negociación política, o sin ella; no va a transigir en establecer un CNE que garantice la pureza electoral. Tampoco –es de estúpidos redomados así considerarlo- va a deshacer la constituyentica. Mucho menos que va a permitir que la Asamblea Nacional elija legítimamente a magistrados del TSJ, al fiscal, al contralor y al defensor del pueblo.

    Llegó la hora de deslindarse de AD, del partido de Falcón y de todos aquellos que persistan en su peregrina tesis de cohonestar las ejecutorias gubernamentales a través de sainetes electoreros (Como lo hacen los matrimonios desavenidos a través de la separación de cuerpos amistosa en espera del divorcio, -si no hay reconciliación- luego del plazo convenido)… ¡Allá ellos! Lo concreto es aplicar con resolución inamovible las premisas establecidas por los  artículos 333 y 350 de la Constitución Nacional. Prolongar los desafueros gubernamentales hasta enero de 2019, más que un crimen de lesa patria, constituye un gravísimo error político. A quienes lo propician, la historia y los hechos inminentes que inexorablemente sobrevendrán les pasarán factura. Aquellos líderes que actúan de cómoda manera “racional” para maximizar el beneficio individual, fatalmente obtendrá el peor de todos los resultados.

     Si por alguna circunstancia en lo inmediato, o en un futuro muy cercano, hubiere necesidad de acudir a un evento electoral –distinto a los precedentes- se podría establecer un mecanismo de participación parecido, aunque mejorado, al que ha utilizado la MUD. Y de esta manera procurar candidaturas opositoras únicas con tarjeta unitaria. Pero vacunados, eso sí, para que la vil patología conductual propiciada por los cuatro gobernadores de AD sometidos de manera sumisa, indigna y pragmáticamente vil, a la constituyentica no se repitan nuevamente. De igual manera se debe estudiar, casi con rigidez científica, a las personas que habrán de constituir el nuevo CNE. Los mismos deben ser individualidades con evidentes cualidades éticas, de cabal independencia política, competentes y, sobre todo, de carácter. Da pena ajena las actuaciones del anterior rector –desempolvado del olvido- en dicho organismo. Ha sido constituido como un mero  “correveidile”. De mandadero -al decir del doctor Ramos- de algunos sectores de la MUD en las negociaciones políticas –nacionales e internacionales- que aún se mantienen con los sigüies de Maduro y su combo. De igual manera, la falta de madurez, competencia y de carácter del actual rector acrece día a día con las circunstancias y cotidianidad reinante.

En este punto debo manifestar con responsabilidad que este absurdo y canallesco auto sometimiento de los “autoexcluidos”; es similar al asumido por el candidato derrotado en el Estado Bolívar. Con una seriedad cantinflesca acudió al CNE para introducir el “recurso administrativo de impugnación” y señaló que de igual manera incoaría ante la Sala Electoral del TSJ su pretensión procesal para que la misma decidiera lo procedente. De igual manera –el incongruente procedimiento- lo acaba de realizar el candidato derrotado en Miranda. Esta es la falta de congruencia, de doble discurso electorero y demagogo; y también, de hasta relativa   carencia de inteligencia política; que practican asiduamente algunos dirigentes de la oposición. Quienes coadyuvan de manera reiterativa y abrumadora al estado de “desinformación inducida”; y a la instauración de falsas y nocivas ilusiones que profesan muchos venezolanos manipulados por la politiquería y el uso de políticas de gabinete inapropiadas en la actualidad.

    ¡Bienvenida la expectativa de nueva organización unitaria opositora! Los partidos políticos que todavía permanecen en la MUD y de otros que no lo son; acordados con la sociedad civil organizada, deben propiciar a todo evento el funcionamiento del nuevo órgano. La calle como escenario democrático para la protesta cívica será el terreno donde se inducirá al gobierno para admitir la aplicación plena de los preceptos constitucionales conculcados; producto de las interpretaciones torticeras del TSJ, así como la de aquellos hechos ilegales cometidos con impunidad por el ejecutivo nacional.

    “La planificación estratégica de procesos y cambios políticos implica un severo análisis de la situación actual, una definición clara de los adversarios y amigos, un análisis puntual de las relaciones de poder, una clara idea del objetivo que se quiere alcanzar y la concatenación de todas las fuerzas para lograr el objetivo”. (2).

     “La planificación táctica presupone la existencia de una planificación estratégica: Los planes referidos a la táctica y a las medidas sólo tienen sentido si se cuenta con una estrategia  planificada minuciosamente. La planificación táctica, responde, pues, a las preguntas de quien hace, cuando, donde, que, cómo y porqué”. (3).

    En política, la ponderación para establecer la proyección entre el presente y el futuro es subjetiva: En la mayoría de los casos, especialmente en las elecciones, se debe aprovechar el beneficio actual y no tanto los beneficios futuros posteriores a las elecciones.   

Sin un nuevo gobierno será imposible que se efectúe un proceso electoral regido por las nuevas autoridades idóneas competentes por la materia. Sin nuevos magistrados del TSJ, será imposible que sea aplicado el cabal estado de derecho.

    Desde Sun Tzu a Von Clausewitz; conjuntamente con los nuevos estrategas sobrevenidos desde la II guerra mundial a Irak; están contestes en afirmar que solo se puede ganar si se ataca. Si sólo  prevalece la opción de defenderse, quizás no pueda ser vencido, pero nunca podrá ganar.

     El aporte que estos egregios militares –jamás milicos de ocasión- han realizado para la globalización y cabal entendimiento de los términos “estrategia” y “táctica” aplicable a otras esferas disímiles que trascienden el mundo militar; y, que se aplican a satisfacción, indistintamente; tanto en la política, como en el sector empresarial. De tal manera que la estrategia y la táctica son consustanciales en el manejo de la conducta humana.

    El mundo opositor –organizado o realengo- hace gala creativa al propiciar diversos objetivos estratégicos que en la actualidad se contraponen entre sí. Tal como lo señaláramos anteriormente. Asumo, en consecuencia, la opción de no esperar a 2019 -con las conocidas alcabalas previas y el pago de peaje respectivo- para que mediante futuras elecciones dudosas y amañadas se produzca cambio de gobierno. La estrategia correcta actual es la de propiciar, a la mayor brevedad, la inserción del Estado venezolano a la ruta constitucional extraviada. Establecida de esta manera la única estrategia; correspondería a los verdaderos tácticos actuar de manera planificada y concordada. Mediante este solitario principio estratégico se debe aprovechar en consecuencia, de manera hábil y proactiva, la situación fáctica, pública y notoria. Sustentándola con conocimientos exactos de las condiciones objetivas, macro y a granel. Además del irrefutable y caótico entorno  económico, social y político venezolano a punto de explosión retardada.

Notas:

1, 2, 3: Ibídem. Peter Schröder. Estrategias políticas. Edición en español 2004. Fundación Friedrich Neumann. OEA.

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