O a héroes que sacrifican su vida por la patria o a presuntos ingenuos que se presumen crean en los cuentos de hadas, la CLAP y los tickets para obtener un mínimo indispensable para la supervivencia, no pudiendo tener los recursos para comprar lo indispensable para satisfacer las necesidades de cada día: a eso ha sido reducido el venezolano, pero que, independientemente de las diversas estratificaciones sociales de pertenencia, tiene conciencia y conocimiento de la caída del producto interno bruto (PIB), de la hiperinflación, de la diariamente disminuida capacidad adquisitiva de la moneda, de la reducción de la producción del petróleo, del condicionamiento de la deuda externa, al mismo tiempo que constata la incapacidad e irresponsabilidad de la dirigencia político-administrativa del Ejecutivo nacional y de la oposición, conjuntamente cómplices y autores por haber reducido la nación en una condición de crisis interna y haber descapitalizado en favor del extranjero la identidad y soberanía del país.

Mientras tanto, en el contexto internacional, los equilibrios de poder económico, tecnológico y militar se reafirman como instrumentos del poder protagónico de las grandes potencias que tienden a la readquisición de las áreas de influencia comprometidas por el descuido determinado al haber considerado seguro el alineamiento de aquellas naciones que habían sido tradicionalmente aliadas. De este modo ha sido determinada la perspectiva para la cual algunos grupos de poder local han creído, y todavía creen, que la realidad venezolana, definida por área de influencia paracolonial cubana, pudiese contraponerse y superar “el imperio”, por medio del disfrute del ingreso petrolero, y así desequilibrar la realidad internacional preconstituida: a pesar de la fantasía, nunca han amenazado el privilegio del derecho de veto en la ONU de una pentarquía constituida por Francia, Inglaterra, China, Rusia y Estados Unidos del Norteamérica, de modo que el orden mundial se ha quedado y se queda inmutado.

De hecho, en 2018 se están recomponiendo los tradicionales equilibrios del poder mundial con las variables del crecimiento determinado por la cantidad de la población y del territorio nacional, de la capacidad productiva, tecnológica y financiaría, es decir, de algunos de los pivotes constitutivos de la geopolítica tradicional, que no ve protagonista a Venezuela, sino a los países del BRICS, siendo la primera vinculada por el riesgo país a los límites de los pagos generales de su deuda externa y por el riesgo soberano relacionado con el incumplimiento de las obligaciones contraídas con la emisión de los mismos títulos de Estado, cayendo en el deterioro definido por el coeficiente Gini, también conocido por reconocer la desigualdad de los ingresos entre los ciudadanos determinada por los salarios, que ulteriormente deteriora las relaciones sociales.

El alto crecimiento del PIB real de los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en el período 2000-2010, está determinado en el mercado interno por los consumidores de clase media que han aumentado la demanda agregada; por mantener un tipo de cambio correspondiente al poder de compra de la moneda; por la relación capital-trabajo que ha permitido obtener una tasa de mayor ganancia debido al menor costo de la mano de obra en comparación con los países desarrollados y, en consecuencia, se han constituido en receptores de inversión extranjera directa y de transferencia de tecnología. Exactamente lo contrario de lo alcanzado por los planes castro-social-bolivarianos de la nación venezolana.

Sin embargo, estos aspectos que incrementan el crecimiento han sido dimensionados, desde 2012, por el rendimiento de los mercados financieros de Japón, Estados Unidos y la Unión Europea, y por la caída de los mercados de valores, de modo que el crecimiento de los países del BRICS se ha fundamentado más en la apreciación de la moneda nacional que en la disminuida recepción de capitales extranjeros.

Como es conocido el tema monetario es parte determinante de los equilibrios del poder mundial y pertenece a la lógica primaria de ampliar la propia área de influencia mediante el intento de liberarse de la hegemonía del dólar en el desempeño de las actividades comerciales mundiales: pero se deben tener los requisitos para poderlo hacer. Puede ser que China, que acaba de llegar al segundo lugar del ranking de la economía mundial, podría consolidarlo en forma permanente mediante la comercialización en yuan renminbi de 30% de la producción mundial del litio, cual mineral estratégico para el futuro del sector automotriz, gracias al control de la más importante mina del mundo en Australia.

Abandonado en Bretton Wood el patrón del oro, la transacción de cotización del precio del petróleo en la divisa estadounidense, acordada primero con Arabia Saudita y después con los países del Golfo Pérsico, es un aspecto preponderante del poder económico ejercido en las relaciones internacionales. La comercialización de otros sectores de insumos internacionales podría ser realizada con otra moneda, pero como hipótesis seguramente más sustantiva de los impulsos electrónicos de los bitcoins que se contradistinguen por no tener algún valor de referencia real que respalde su solidez, porque, al contrario, en nuestra opinión, se presentan como instrumentos perturbadores de los difíciles equilibrios existentes en el sistema financiero internacional. La caída abrumadora en las cotizaciones de las bolsas de valores en los últimos quince días es sintomática de la fuerte inestabilidad que inducen en el mundo de las finanzas internacionales. La referencia al respaldo del petróleo u otro mineral no explotado, también si comprobado técnicamente, no constituye un respaldo efectivo sino cuando se encontrará disponible en el tiempo, por la cantidad y precio de cotización de aquel entonces. Ni ese requisito sustancial puede ser substituido por una hipotética coalición de “bitcontistas” que quisieran utilizarlos para esconder, sin ningún control, la realidad de su situación económica.

La sustanciación de una estrategia con una proposición alternativa tiene influencia si enfrenta concretamente los problemas reales, no hipótesis diversivas, que en lo económico han sido proyectadas en vuelos pindáricos y en lo político en diversiones de carácter electoral que han tenido la tarea de absorber la atención general de los ciudadanos venezolanos intentando distraerlos de la tragedia que diariamente viven con el éxodo, los muertos diarios, por falta de medicina, de alimentos,  la desnutrición y por las violaciones de los derechos humanos.

Es una condición conocida a nivel internacional y que necesita de la ayuda y solidaridad internacional para encontrar el camino de una solución viable. Estados Unidos lo ha perfectamente entendido y demostrado con la gira de Rex Tillerson en América Latina aunando a la idea fundamental de la “Alianza para el progreso”, para la cual la causa principal del izquierdismo mesiánico es la pobreza, la Doctrina Monroe para la cual los poderes que en Europa habían expresado dos siglos coloniales atrás, deberían dejar solo a los americanos la responsabilidad de su seguridad, libertad y prosperidad: esto se puede perseguir mediante la formulación estratégica de una nueva y más atenta e importante formulación de una política comercial y la consolidación de alianzas políticas. Por supuesto la voluntad política es el factor determinante, junto con la afirmación del sistema democrático, las libertades definidas en el derecho natural y constitucional, la separación de los poderes, el respeto de los derechos humanos.

A esta formulación se contraponen los resultados de los últimos 18 años en los cuales los gobernantes de Venezuela y Cuba han adecuado su agenda política, por la cual han utilizado los recursos de los venezolanos para la afinación del proyecto político castro-comunista-bolivariano que ha llevado los venezolanos a la trágica crisis que padecen y que todavía se queda para utilizarlos como instrumentos de control y de ejercicio del poder.

Pero la determinación geopolítica en la recuperación de las áreas tradicionales del poder tiene su importancia y su influencia. El fin del presunto diálogo encuentra su epílogo fuera de Venezuela, siendo evidente el rol subalterno de la oposición y que la gestión del destino del pueblo venezolano será decidida por las transacciones entre La Habana y Estados Unidos, siendo Venezuela ocupada por 20.000-40.000 militares cubanos, con la complacencia y responsabilidad de la Fuerza Armada Nacional.


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