Un país que hoy respira en las cenizas luego de una destrucción masiva y despiadada con la llegada hace casi veinte años el denominado “socialismo del siglo XXI”, hoy vivimos la destrucción plena en lo económico, cultural, y lo más doloroso espiritual y social es un país donde la palabra oportunidad quede defenestrada para imponerse el oportunismo, un país con sus ciudadanos sometidos a la más vil humillación para comer, permitir que le marquen el brazo como animales o bajar la cabeza y recibir una bolsa de comida mensual.

Venezuela es un país donde el recién graduado de la universidad para optar a un empleo como requisito es fundamental sacar lo que ellos denominan el “carnet de la patria” y registrarse en el “Plan chamba juvenil”. Un país donde la clase política opera en apoyo mutuo, el sistema para obtener estabilidad y lo que se conoce como “oposición” cuotas de poder, un país donde el derecho al “voto” tiene más valor que el propio derecho a la vida, un país donde la palabra propiedad es un pecado y robar es una política de Estado, somos un país donde se denigra del ciudadano que tiene criterio propio, somos un país donde tener un negocio ilegal es más relevante para la juventud que ir a clases.

Un país donde no existe el respeto, la solidaridad, la meritocracia, principios que han sido apartados con la llegada de un sistema criminal, mafioso, comunista y terrorista que contaminó toda una nación, una sociedad donde lo legal es delito y lo ilegal es ley, un país que ha sucumbido ante las tinieblas del horror sometiéndose a la más perversa política de un Estado que ha eliminado la capacidad que tenemos como individuos y nos ha convertido en un rebaño que debe dejarse guiar para poder sobrevivir bajo la opresión de un monopolio comunista hasta los tuétanos. Somos un país donde un kilo de harina PAN para hacer las famosas arepas puede costarte la vida por parte de otro ciudadano que tiene y no tiene los recursos para comprar este producto tan básico de los venezolanos; somos un país donde la palabra crimen, asesinatos, secuestros, estafas, corrupción, delincuencia, forma parte de nuestra vida cotidiana sin horrorizarnos como sociedad.

Un país donde se configuró un narcoestado con ayuda de una petrochequera por parte de la comunidad internacional y con cuotas de poder por parte de una “oposición” que fue diseñada a la medida del sistema; somos un país donde los ciudadanos debemos rendirles cuenta a los políticos que ostentan el poder. Una dictadura logra que habitantes de una nación huyan de su país por temas políticos; un comunismo logra que el ciudadano huya de su país por temas políticos pero la razón principal, es el hambre debido al control pleno de la sociedad, es lo que hoy vivimos en Venezuela, ciudadanos huyendo porque no tienen qué comer en sus hogares.

Somos un país que hoy vivimos en las cenizas de una nación plenamente destruida de norte a sur y de este a oeste, con una parte de la sociedad adaptada a este estilo de “vida”, si se le puede llamar vida; en definitiva, hoy vivimos en un país como un socialismo que inició su proyecto hasta llegar a su propósito, que no es otra cosa que el comunismo.


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