Todo el mundo sabe, en Venezuela y más allá de nuestras fronteras, que la decisión de cancelar la matrícula de los partidos políticos Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular, como retaliación por no participar en las elecciones municipales, fue un acto ilegal y arbitrario, cometido por un organismo inconstitucional que nada ni nadie puede reconocer por su ilegitimidad de origen, la ANC, pero que es obedecido por un CNE parcializado.

Dos razones son suficientes para demostrar el atropello: el organismo que lo decide es inconstitucional, porque nació mediante fraude a la carta magna y la decisión que obliga a la validación de las mencionadas organizaciones es contra legem, porque el instrumento jurídico que norma el proceso es la Ley de Partidos Políticos, que establece esa obligación, de volver a validarse los partidos, solo cuando dejan de participar en dos elecciones nacionales consecutivas y, obviamente, este no es el caso. Sin embargo, AD no podía entregarse porque es un patrimonio de todos los demócratas y la dirección del partido no tiene la potestad de permitir su desaparición, sin luchar, por cobardía o negligencia. Fuimos a validar y lo logramos con creces, porque los ciudadanos salieron a defender su legado histórico.

En el proceso de validación pudimos ver el hermoso espectáculo de la solidaridad humana. Un conglomerado de mujeres y hombres, de todas las edades y condición social, que con alegría y entusiasmo manifestaban a viva voz su respaldo a la organización fundada por Rómulo Gallegos, Betancourt, Andrés Eloy, Luis Beltrán, Carnevali, Pinto Salinas, Ruiz Pineda y millares de venezolanos anhelosos de vivir en una patria digna. Sobre todo, llamaban la atención los ancianos y los jóvenes. Los primeros, porque hasta en sillas de ruedas y muletas llegaban, con las mayores dificultades, a legalizar su partido; y la juventud, porque sin haber conocido a nuestros padres fundadores se sienten, al ponerse la franela con las siglas de AD, herederos de ese legado histórico y lo exteriorizan con exaltado espíritu típico de su edad.

Las deplorables condiciones para la validación, además de su ilegalidad, lo constituye el número de máquinas que concede el parcializado CNE a los partidos opositores: una sola máquina por municipio y en los lugares más inhóspitos. Por poner solo un ejemplo, donde salta a la vista la arbitrariedad: en la ciudad de Valencia, donde hay más de un millón y medio de inscritos en el CNE, nos permitieron utilizar SOLO TRES MÁQUINAS y las tres fueron ubicadas en el sur de la ciudad. Quiere esto decir que los ciudadanos, con derecho de votar y de validar, debían trasladarse desde el norte, el este y el oeste de la capital de Carabobo para la parroquia Miguel Peña en el sur, y allí muchísimos compañeros se quedaron sin validar, porque no tuvieron el tiempo necesario para hacerlo, pues a las 6:00 pm se apagaban, automáticamente, las máquinas por decisión del organismo desde Caracas así hubiese, como había, ciudadanos en las colas.

En Puerto Cabello había solo dos máquinas y en el resto de los doce municipios una sola para validar centenares de miles de electores y muchos de ellos se quedaron sin hacerlo por la escasez de tiempo. A pesar de todo ello, AD logró superar todos esos obstáculos en Carabobo, lo que hay que relievar para entender por qué en otras circunscripciones, con mayor cantidad de electores, como Caracas y Zulia, se hizo imposible lograrlo.

Acción Democrática necesitaba validar en 12 entidades y logró su cometido en 18, a pesar de todas las dificultades descritas, pero ello no nos envanece. Con la mayor humildad y solidaridad democrática ofrecemos la tarjeta blanca, que tantos triunfos democráticos ha obtenido, a todas las demás organizaciones que no pudieron hacerlo y a los venezolanos que desean salir de esta pesadilla, para reconstruir la nación, permitiendo el regreso de nuestros muchachos quienes, aun logrando éxitos en el exterior, quieren regresar a vivir en su tierra para crecer al lado de sus seres más queridos.

La validación de AD es una primera buena noticia, que deberá ser continuada por la unidad de todos los sectores democráticos para que, con un solo candidato, podamos enfrentar a Nicolás Maduro y su pandilla porque, al ser mayoría, si derrotamos el pesimismo y la abstención, tendremos un nuevo presidente y un nuevo gobierno de amplitud para liderar la reconstrucción de Venezuela. #sihayfuturo.

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