La actriz Taylor Hickson, quien tiene una breve participación en la cinta Deadpool, demandó a la productora Incident Productions luego de sufrir un accidente que le lesionó la parte izquierda de su rostro.

En diciembre de 2016, la canadiense de 20 años rodaba una escena «de alta carga emocional» para la película de terror Ghostland en la que su personaje debía golpear una puerta de cristal con los puños. Paul Laugier, director del filme, le pidió que golpeara con más fuerza y mientras filmaba la repetición, el vidrio se rompió, haciendo que su cabeza y parte superior del cuerpo cayeran a través de la puerta y fragmentos de vidrio.

Hickson se cortó la mejilla y fue llevada al hospital, donde recibió 70 puntos de sutura.

«La señora asistente de arte me sostuvo la cara con servilletas en sus manos. Ella pasó por tantas servilletas, había tanta sangre», detalla la actriz en la demanda que interpuso esta semana, quien aseguró al medio estadounidense Deadline que desde entonces tiene cicatrices permanentes, causándole «una cantidad masiva de inseguridad».

Taylor ha recibido distintos tratamientos con láser y silicona para reparar el daño ocasionado en su rostro. «Se desconoce en este momento si cualquier tratamiento adicional, incluida la cirugía plástica, reduciría la apariencia visual de la lesión», suma el escrito, en donde también se señala que Hickson ha perdido ingresos en muchos proyectos cinematográficos a causa de su accidente.


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