En Netflix: Calibre (2018)

Puede ser aterrador pensar que cada paso que damos cuenta. Aceptar una invitación o no hacerlo, tomar un taxi o caminar por una vereda, elegir la derecha y no la izquierda. Todo puede ser determinante para nuestra existencia.

Da miedo pensarlo, pero es verdad que el destino se construye de decisiones y siempre como en la vieja canción de Rubén Blades “alguien pierde, alguien gana”. Precisamente de esto va Calibre (2018) la cinta escrita y dirigida por Matt Palmer que estrenó Netflix a finales de junio.

Jack Lowden y Martin McCann protagonizan esta película que dice mucho sin palabras ni diálogos pomposos. En esta cinta se cumple muy bien aquel principio de las buenas ficciones: no dicen, muestran.

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El thriller se construye a partir de momentos tensos desde la primera escena, pequeños gestos que denotan incomodidad entre los personajes.  Intuyes desde el inicio que estos dos amigos que van a encontrarse para ir a cazar juntos, no tienen afinidades más allá de la historia común de un pasado ya lejano.

Desde el principio la cinta te deja intuir e imaginar, pero no vas a poder acertar sobre lo que finalmente sucede. Su mayor cualidad,  a diferencia de otras de igual género, es que  posee una estructura poco convencional que no nos permite deducir los acontecimientos. El filme siempre  sorprende y eso se agradece.

Calibre atrapa, genera angustia y te abstrae de tu realidad, te involucra en su mundo y no te deja pestañear. Captura la atención de un modo absoluto y  comunica a través de los gestos de los protagonistas (muy buenas actuaciones de todo el elenco) sus estados de ánimo. Ira, tristeza, impotencia, miedo, cada sensación te golpea y te deja inmóvil, esperando conocer  las situaciones que desencadenarán.

En Calibre no hay buenos, ni malos, hay hechos a los que asistes, situaciones que se salen de control, sin que sus protagonistas puedan evitarlo.

En la vida, cuando cometemos un error desearíamos que no hubiese pasado, sobre todo si ha sido grave y sentimos que trastornará toda nuestra existencia. Esa sensación es clara y verosímil en la película. Sus personajes saben que no han hecho lo correcto, pero les resulta imposible enmendar lo torcido.

Por seguir tercamente hacia adelante, los protagonistas del primer largometraje de Matt Palmer descubrirán que la vida puede cambiar en segundos. Todo puede comenzar con una decisión  sencilla, como dar un paseo por el bosque con tu mejor amigo.

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