La sociedad nos ha enseñado que ser felices siempre es señal de plenitud. Con ello, tratamos de huir a la tristeza y evitamos caer en la ira. Sin embargo, hoy, la emodiversidad o diversidad emocional nos invita a sentir cada una de las emociones que surgen en nuestra vida, aprender de ellas e identificar en qué momento dejarlas ir. 

Según Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las emociones, son seis las que llevamos en nuestra mente de manera innata: alegría, tristeza, ira, sorpresa, miedo y asco. Ninguna es positiva o negativa. Cada una de ellas es una herramienta que nos permite reaccionar y adaptarnos al entorno en que vivimos. 

Por ejemplo, «la tristeza es necesaria para reparar el dolor, y el miedo es importante para resguardarnos de peligros y explorar nuevos territorios de nuestra vida», señala el psicólogo Carlos Hoyos. 

¿Cómo encarar las emociones?

Según el psicólogo José Luis Tolentino, el primer paso es identificar la emoción, entender qué la produce y aceptarla como algo natural. No busques reprimir tus emociones, ya que ello podría ocasionar un estado ansioso o de disconformidad contigo mismo.

El segundo paso es reflexionar sobre lo que estás sintiendo para luego entrar en acción. Identifica cuál es la mejor manera de expresarla, y tómate el tiempo necesario para vivirla y aprender de ella. Todas las emociones son importantes.

Por último, prepárate al cambio. Reconoce en qué momento decirle adiós a la emoción, puedes apoyarte en pasatiempos que impulsen tu bienestar. Si llegas a un estado emocional fuerte, pide ayuda a un profesional.

¿Cuándo debo preocuparme?

«Cuando una emoción interfiere en la cotidianidad de tu vida ya no es saludable. No se trata de abrazar la tristeza y no soltarla nunca, sino de sentirla y saber hasta qué momento es necesaria», rescata el psicólogo Carlos Hoyos. 


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