Miguel Cabrera cumplirá 35 años el próximo 18 de abril, una edad que suele encender alarmas entre quienes prestan atención a todo lo que hace o deja de hacer un pelotero del calibre del venezolano. De manera algo caprichosa, es una edad que tiende a establecer un antes y un después en la trayectoria de los jugadores de beisbol, en particular entre aquellos que como Cabrera actúan en las grandes ligas donde está el más alto nivel competitivo de este deporte en el mundo.

La próxima temporada también será la décimo sexta de Cabrera en las mayores, y junto con otras expectativas, envuelve a su alrededor una interrogante extraordinaria: ¿lo ocurrido en 2017 con el toletero derecho de los Tigres de Detroit, fue solo una “mala campaña” por culpa de las lesiones que tanto afectaron su cuerpo, o fue uno de esos desempeños que constituye el asomo del inevitable y fatídico “antes y después”, que sin remedio toca a la mayoría, por no decir a todos los peloteros?

Tal vez haya mucho de exageración en lo asomado en los dos párrafos anteriores, pero el responsable de esta reflexión es el propio Cabrera. Desde su llegada a la gran carpa a mediados de 2003 con los Marlins de Florida, no ha hecho otra cosa que sumar cifras y coleccionar logros, por lo general solo  habituales en miembros del Salón de la Fama. Por ello, y en un gesto que nada tiene de condescendiente y de mera cortesía, hay quienes piensan que de retirarse en este instante, Miguel tendría asegurado desde ya un lugar en Cooperstown. Consideraciones y estadísticas aparte, asimismo no son pocos los que estiman, que en buena parte de ese lapso de tres lustros, Cabrera  ha sido el bateador más completo de su generación. Y es allí donde emerge el origen de toda esta especulación.

Las molestias del toletero.En 2017 Cabrera solo participó en 130 de los 162 encuentros de los Tigres y solo pudo ir a batear en 469 ocasiones. Molestias musculares en sus piernas y el tórax lo disminuyeron, al punto que su promedio ofensivo cayó a .249 puntos, el más bajo de toda su trayectoria en las ligas mayores. Pero eso no fue todo. Apenas pudo remolcar 60 carreras, también su cifra más reducida en esta categoría en una sola campaña, y su cosecha de 16 jonrones, fue igualmente la más escuálida desde su año de novato en 2003 cuando despachó 12 en 87 encuentros. ¿Ya están entendiendo el por qué de la conjetura expresada en el título que encabeza estas líneas? 

Pero si aún no está convencido amigo lector del origen de esta meditación, observe lo que viene a continuación. Son las cifras en promedio de Cabrera en las categorías que mejor expresan su talento. Antes, no está de más precisar, que el promedio o regularidad, es el valor más preciado y el que mejor manifiesta mejor el grado del talento de un pelotero. Pues bien, en sus quince temporadas, Cabrera con un promedio de 162 partidos por año, exhibe 34 cuadrangulares, 117 carreras impulsadas, y un average de .317 puntos, el más encumbrado entre los activos, con 606 turnos en el plato. Amén de algunos pormenores donde destacan cuatro títulos de bateo, 12 campañas con un centenar a o más de remolcadas, dos lideratos en vuelacercas y otros dos en impulsadas, dos topes de jonrones y dos premios como Más Valioso de la Liga Americana.

Tantas cifras, una detrás de la otra, tienden a aturdir hasta el más entendido en la materia, pero es la única manera de ubicarnos en el contexto del tema de hoy. Por todo lo apuntado, y ya que no existen reservas alrededor en este instante de una futura intromisión de Cabrera en el Salón de la Fama, queremos concluir con una de esas semejanzas que tanto gustan a los aficionadas: ¿someramente, qué ocurrió con algunos inmortales a los 35 años de edad que Cabrera celebrará en abril?

Escogimos a tres que han visto cómo el nombre de Miguel ha sido colocado junto al suyo con una frecuencia que provoca asombro: Ted Williams, Henry Aaron y Dave Winfield. Williams participó en 117 juegos, conectó para .345 con 29 jonrones y 89 empujadas. 

Participó en 6 campañas más y conquistó 2 coronas de bateo. Aaron apareció en 147 encuentros, ligó para .300 puntos, largó 44 vuelacercas e impulsó 97 anotaciones. Estuvo en acción por otras 7 temporadas en las que sumó 201 jonrones hasta llegar a su tope de 755. Winfield tomó parte en 156 partidos con un average de .275, 27 cuadrangulares y 97 remolcadas. Estuvo en combate por otros 7 años y tuvo 2 temporadas con más de un centenar de impulsadas.

Nadie posee el don de prever el futuro. Así las cosas, la respuesta a esta monumental interrogante solo puede darla Cabrera a partir del 29 de marzo cuando comience la campaña 2018. ¿Un antes y un después?


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