En unas líneas dedicadas a José Altuve poco antes del inicio de la temporada de 2015 insistimos que el desafío que entonces tenía por delante, era demostrar a sí mismo y al cosmos del beisbol de las ligas mayores, que lo sucedido no era obra del azar. Que no había sido solo un buen año como puede tenerlo cualquiera. No creemos que lo hayan olvidado, pero en esa campaña de 2014, en la que fue su cuarta en la gran carpa, el venezolano se posesionó del título de bateo de la Liga Americana con un promedio nada despreciable de .341 puntos, acompañado por 56 bases robadas y 225 imparables.

La historia es harto conocida y ya forma parte de la crónica de las Grandes Ligas, reseñada con mayúsculas. Nadie sabe si en lo más íntimo de su ser, Altuve llegó a plantearse aquellas interrogantes, pero en las siguientes tres temporadas el camarero de los Astros de Houston, para borrar cualquier vestigio de duda, conquistó dos coronas más de bateo en 2016 y 2017 y su average vitalicio es en este instante de .316, apenas superado entre los toleteros activos por el .317 de Miguel Cabrera. La guinda de la torta: Más Valioso de la Americana la campaña pasada.

En retrospectiva, no está muy claro si las reservas que podían existir a su alrededor se fundamentaban en sus habilidades que no había conseguido materializar con el respaldo de estadísticas, o si eran recelos a partir de su afamada estatura de solo un metro con 68 centímetros.

Hurgando en el pasado, no había sido poca cosa. Hasta 2014 ningún bateador del Houston se había erigido en campeón de bateo. ¡Una franquicia con 56 años en la gran carpa!  Es por ello, que a estas alturas, no hallamos cómo ofrecer un toque de originalidad a estos párrafos ineludibles sobre José a las puertas de la campaña de 2018 que comienza el 29 de marzo.

Altuve está en un punto de su carrera en la gran carpa, que en condiciones normales tanto físicas como anímicas, junto a sus probadas credenciales, únicamente se espera de él una línea ascendente. Lo que sí carece de toda lógica y sentido, es enunciar un catálogo de metas puntuales. Algo como una cuarta gema de bateo, u otro reconocimiento como «Más Valioso».

No pasemos por alto que la entrante solo será su octava campaña y hasta el mes de mayo no cumplirá 28 años de edad. La referencia a continuación puede pasar por exagerada. Pero consideren esta posibilidad. Con todo y sus notables logros, si Altuve resolviera no jugar más, no podría entrar al Salón de la Fama. Para ingresar al pabellón de los inmortales es indispensable en principio, contar con al menos diez años de servicio. La naturaleza del beisbol y su dinámica recomiendan cautela. Este tipo de despropósitos suelen ser malos consejeros. Que lo diga el toletero que busca romper a cómo de lugar una marca de jonrones. Probablemente cerrará con una desproporcionada cantidad de ponches y un escuálido promedio ofensivo.

Esta certeza lo resume todo y nos lleva a poner los pies sobre la tierra antes de “pronosticar” objetivos. El segunda base de los actuales monarcas de la Americana, y flamantes ganadores de la última Serie Mundial sobre los Dodgers de Los Ángeles, no es el único en acción.

Imaginemos de nuevo otro hipotético contexto. Altuve concluye 2018 con un average en bateo de .350, el más encumbrado en su tránsito por las mayores. ¿Y si Cabrera finaliza con .351?

Por lo tanto, si de hablar de “exigencias” para el nativo de Puerto Cabello en el estado Carabobo, solo cabe esperar que conserve el ritmo ofensivo desplegado desde 2014. Que cuide de su lugar en la elite de las Grandes Ligas. Más que suficiente para alguien que solo se acerca a cumplir la primera mitad de su andar por las ligas mayores.


El Dato

Desde 2014, Altuve tiene promedios en bateo de .341, .313, .338 y .346 con 3 títulos en esa categoría



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